El mayor error que cometemos los padres es no saber explicar bien a nuestros hijos qué es lo que va a suceder a partir de ese momento. Los niños necesitan sentirse seguros ante los cambios, igual que los adultos, pero ellos lo necesitan con más intensidad, porque no es una decisión que ellos hayan tomado, sino algo que sucede y en lo que se ven envueltos.
Es importante hablar con ellos de forma clara y concisa, explicarles la decisión que hemos tomado y en qué les afecta concretamente en su día a día, pero sobre todo es esencial escuchar, estar atentos, y resolver sus dudas.
Hay que contestar a sus preguntas y darles libertad para poder expresar todo aquello que les preocupa.Los niños tienden a protegernos, a no preguntar por no herir o por si la pregunta la consideran inadecuada.
Es importante entender esta circunstancia para poder ofrecerles opciones, es decir, alguien con quien puedan hablar de sus preocupaciones, desde un tío o tía hasta un profesor o profesional como nuestra terapeuta infantil, donde el niño pueda expresar libremente cómo se siente sin miedo a herir o ser juzgado por ninguno de sus padres.